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Estas ilustraciones nos demuestran claramente que ellos poseían una fe simple, basada en la Palabra de Dios. Esta fe estaba libre del ceremonialismo y liturgias complicadas que se
desarrollaron en los siglos posteriores y que terminaron, al fin, por enturbiar la fe que había sido una influencia tan vibrante en los primeros creyentes. He aquí alguno de
ellos.
EL PEZ
Los cien ejemplares de este símbolo se han encontrado en las cuevas. Este símbolo, sin duda, deriva del acróstico que se forma con las iniciales del título de Nuestro Señor, en
griego: JESÚS, CRISTO, HIJO DE DIOS, SALVADOR.
La inicial de cada una de estas palabras forma la palabra griega que significa pez, y se ha vuelto a usar mucho en esta segunda parte del siglo XX.
El primero en mencionarlo es Clemente de Alejandría (150-215). Tertuliano (160-220) también hace referencia a él: "Nosotros somos pececillos y Cristo nuestro gran pez". Este símbolo se encuentra en forma de un rústico dibujo sobre las tablas fúnebres, esculpido en los sarcófagos, moldeado en las lámparas, grabado en anillos y sellos, tallado en marfil, nácar y piedras preciosas y fundido en bronce y vidrio. Aparece a menudo junto con otros emblemas cristianos, tales como el ancla o la paloma, como indicación de que el fallecido descansa en Cristo con esperanza y paz.
A veces, el pez lleva en la boca una corona, que quizá sea una alusión a la corona que Cristo dará a sus seguidores fieles.
Dentro de este símbolo se encuentra envuelto lo que significaba el Señor Jesucristo para los creyentes de los primeros tres siglos. El era su divino Salvador, su esperanza, su todo. Con hermosa brevedad y claridad expresa la fe de ellos en el Hijo de Dios, como Dios y como Salvador.
EL CORDERO
Una de estas representaciones presenta al cordero con las letras Alfa y Omega sobre su cabeza, señalando su divinidad. Está parado sobre una colina de la cual fluyen manantiales de
agua, probablemente una representación del río limpio de agua de vida que salía del trono de Dios y del Cordero (Ap. 22.1)
¡Que testimonio al corazón de las Escrituras! Los múltiples sacrificios del sistema mosaico señalaban al cordero sacrificado desde antes de la fundación del mundo, la verdadera Pascua de la humanidad. El cordero es central en las Escrituras. Desde Génesis hasta Apocalipsis pasa caminando por las páginas sagradas, Multitudes de profecías y sacrificios sangrientos encuentran su cumplimiento en "El cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1.29). En armonía con esta verdad, los cristianos de los primeros siglos muchas veces pintaban al cordero como símbolo apropiado de su fe depositada en otro para obtener la salvación.
EL PASTOR
Vez tras vez, en las sombrías grutas que albergaban los cadáveres de los santos que habían partido para la gloria, aparecían representaciones de Cristo como El buen Pastor. A veces
se lo encuentra rústicamente tallado en las tablas funerarias; otras veces está esculpido detalladamente en los sarcófagos, modelado en lámparas y floreros, tallado en sellos y
anillos o puesto como figura principal en frescos y murales.
Generalmente está rodeado de un grupo de sus seguidores. En dos de estos símbolos el buen Pastor lleva sobre sus hombros a una oveja enferma o herida y en algunos casos las ovejas están pastando en su presencia cuidadora. También se las encuentra recostadas a los pies del Pastor, pero en todos los casos el ambiente prevaleciente es el del cuidado prodigado por este especial Pastor.
LA PALOMA
Un cuarto símbolo que aparece muchas veces en las catacumbas es la paloma. Es el símbolo perpetuo de
la paz. De hecho, la palabra paz muchas veces se encuentra adjunta a este dibujo en las catacumbas. La paloma generalmente lleva en su pico (o en sus patas) una rama de olivo, señal
de que las aguas de la venganza de Dios que habían cubierto la faz de la tierra, estaban ya menguando. Es, pues, como lo expresa Tertuliano, "el heraldo de la paz de Dios". A veces
se le ve sentada sobre los brazos de la cruz, como reflejando la idea bíblica de que por medio de la muerte de Cristo fue comprada la paz del pecador.
La paloma en las catacumbas también se usaba para significar al Espíritu Santo, en representaciones pictóricas del bautismo de Nuestro Señor. Se puede ver fácilmente, pues, que la paloma simbólica tiene una doble historia que contar, una historia de paz con Dios, comprada en el Calvario, y de paz de Dios que los creyentes pueden experimentar en su vida diaria por la presencia del Espíritu Santo.
LA NAVE
Consideremos el simbolismo de la nave. La idea que se expresa con este símbolo es el del peregrinaje. Este mundo no es el hogar del creyente. El está solamente de paso y tiene la
esperanza de arribar al puerto eternal y allí echar el ancla. Tertuliano escribió un hermoso pasaje en su libro "De idolatrías" que nos describe esta metáfora: "Entre los escollos y
las ensenadas, entre los bajíos y los estrechos de la idolatría, la fe, con sus velas llenas del Espíritu Santo de Dios, navega; segura, si es cuidadosa, a salvo si está velando con
atención". A veces la nave aparece como tipo de la Iglesia, la que pasa a través de este mundo como testimonio para Dios y que en un día glorioso del futuro arribará a la presencia
de Dios "santa y sin mancha". (Ef. 5.27).
EL ANCLA
Una corta mención a este símbolo. Las persecuciones eran tantas, tan fuertes, y tantas las
privaciones que las situaciones e influencias intentaban llevar a los cristianos de un lado a otro en su fe. Las fluctuaciones que Pablo atribuía a la inmadurez de algunos ahora
eran potenciadas por el temor a morir, a sufrir torturas y, más aun, el temor de que los seres queridos sufrieran grandemente por la firmeza en la fe de uno de ellos.
También abundaban las desilusiones hacia algunos líderes que flaqueaban en su fe, mientras que el verdadero ancla del cristiano siempre permanecía fiel Eran tiempos de muchas emociones expuestas a tensiones grandísimas. En medio de ello, el Señor y su Palabra eran ancla segura para todo aquel que flaqueara o necesitara ayuda.
Apuntes Pastorales, Volumen VII número 4
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